El planteamiento de un atleta de ultra distancia encerrado entre las cuatro paredes de su casa de forma no voluntaria genera ciertas situaciones y dudas físicas, mentales y existenciales…
En esencia, todo depende de qué tipo de beneficios podemos extraer de una situación semejante. Uno de los factores que podemos explotar es la intensidad ya que estamos aislados y podemos concentrar nuestra energía en nosotros mismos sin ningún factor externo que pueda desviar nuestra atención.
Al dedicar todo nuestro esfuerzo de forma más intensa podemos conseguir algunas ventajas como trabajar de forma más específica nuestra musculatura, entrenar la resistencia e incluso quemar calorías de forma exponencial dado que el tiempo que estaremos entrenando será más productivo.
En cuanto al estrés que supone realizar actividad física durante el confinamiento es necesario asumir que esta es una situación temporal y que es inevitable no pensar en espacios abiertos mientras entrenamos y ello suponga una carencia emocional. Hemos de intentar que nuestra sesión de entreno interior no se convierta en una pura mecánica deportiva, en este sentido la música puede ser un elemento indispensable.
Es evidente que para el corredor de ultra distancia supone una situación cuando menos inusual a la que debemos enfrentarnos, aunque para algunos seamos atletas “runnoréxicos” algo obsesionados por el hecho de correr y que debido al confinamiento corramos el riesgo de sobrentrenarnos. No debemos perder el control ni la perspectiva de nuestras acciones deportivas ni su impacto en nuestra vida cotidiana ya que algunos factores pueden influir después de forma negativa tanto a nivel psicológico como físico.
Es comprensible que los corredores sufran ese “factor biológico” que genera la ausencia de endorfinas físicas y que sintamos esa ausencia de sustancias químicas que producen sensaciones placenteras en nuestro organismo y el área cerebral específica reclame su dosis correspondiente, algo que está clínicamente demostrado. Por tanto, sería deseable no sobrevalorar el hecho de correr y darle una presencia absoluta sobre otras prioridades en la vida. Y, por supuesto, ser capaces de respetar los períodos de recuperación después de un ejercicio intenso y más aún cuando este se realiza en espacios cerrados y con un posible riesgo de lesión.
Entrenar y correr es un estilo de vida, sin ningún género de dudas, pero sería deseable que nuestra vida no girara en torno a ello porque puede llevarnos a la ansiedad, depresión, irritabilidad, etc.
Hemos de entender que realizar sesiones de entreno excesivas o grandes desafíos en espacios cerrados va en detrimento de nuestra salud física y mental. A partir de ahí cada uno debe tomar sus propias decisiones …