Corazón
Órgano del tamaño de un puño, situado en el tórax encargado de bombear la sangre a los pulmones y al resto del cuerpo. Se divide en cuatro compartimentos: dos aurículas y dos ventrículos. Las válvulas, en número de cinco, impiden el retorno de la sangre una vez que se ha efectuado la contracción de la cavidad correspondiente. (Diccionario ilustrado de términos médicos)
Corazón maratoniano
El llamado síndrome de "corazón de deportista" ha sido mal interpretado durante mucho tiempo y tenido como sinónimo de patología. Los médicos pensaban que el deporte era contraproducente para la correcta funcionalidad del corazón y que su práctica disminuía la esperanza de vida.
A partir de los años 50 se empieza a reconocer el corazón de deportista como un órgano sano, además de mejor desarrollado y con mejor funcionamiento que el corazón de las personas sedentarias. A partir de los años 70 y 80, la ecocardiografía y luego la resonancia magnética nuclear permiten un conocimiento más exhaustivo del corazón de deportista. Los médicos del deporte tratan de analizar la capacidad de rendimiento de deportistas como los maratonianos, que llevan su organismo y su corazón a situaciones límite.
En los entrenamientos y competiciones, el corazón del maratoniano se adapta para suministrar más cantidad de oxígeno por minuto a los músculos en ejercicio. Una de las mejores estrategias para suministrar más O2 es simplemente el suministrar más cantidad de sangre sangre por minuto. De esta forma pasamos de mover 5 l/min de sangre en reposo a más de 40 l/min en una carrera de intensidad máxima (tipo 1.500 m), y en una carrera continua prolongada pueden moverse hasta 25-30 l/min. Todos conocemos la adaptación más evidente al ejercicio: la frecuencia cardiaca aumenta y al tiempo que aumenta el número de latidos, también lo hace el volumen de sangre que el corazón lanza en cada latido. El corazón se llena más de sangre antes de cada latido (aumenta su volumen diastólico), por otro lado los latidos, además de ser mas frecuentes, son más fuertes y el corazón se vacía más después de latir (disminuye su volumen sistólico). Mediante esos dos mecanismos el volumen eyectado en cada latido es mayor.
Cuando corremos, entrenamos los músculos de nuestras piernas y también nuestro corazón. A partir de la segunda semana de entrenamiento en gente desentrenada, vemos cómo esa capacidad de llenarse y vaciarse más se mantiene ya en reposo, y el corazón lanza más sangre en cada latido (se hace más grande y más fuerte). Si un oficinista y un corredor son del mismo peso, necesitan en reposo la misma energía. Por ello, necesitan el mismo O2 y deben mover el mismo flujo de sangre por minuto. Si necesitan la misma sangre por minuto y el maratoniano lanza más en cada latido, está claro que el corazón latirá menos veces por minuto.
La bradicardia, lentitud del corazón, es el primero y más llamativo signo del corazón del maratoniano. Es muy frecuente encontrar frecuencias de reposo por debajo de 50 latidos por minuto En corredores de élite se han observado incluso por debajo de 40 y en ciclistas profesionales se han comprobado frecuencias cercanas a 35. Esta menor frecuencia cardiaca también aparece durante el ejercicio para intensidades relativas iguales.
Otro aspecto interesante de este corazón más grande y más fuerte es la aparición del latido de punta. Los médicos pueden apreciar con la mano el fuerte impulso del corazón contra el tórax. En corredores de élite y en corredores muy delgados este impulso incluso puede apreciarse a simple vista: la punta del corazón mueve continuamente la piel del pecho.
La gran cantidad de sangre en cada latido debe atravesar válvulas y entrar en la aorta por pasos más o menos estrechos y puede tener turbulencias que producen un ruido. Este ruido es el que los médicos oyen al auscultar y denominan "soplo". Estos ruidos anormales pueden ser producidos por enfermedades del corazón o aparecer en corazones sanos por razones de mecánica de flujos de sangre. Normalmente los médicos al oír las características de un soplo pueden diagnosticar si éste es patológico o no.
El corazón de deportista provoca ciertas alteraciones como bloqueos de la conducción eléctrica. Estas anomalías eléctricas suelen ser muy típicas del maratoniano (ciertos bloqueos de rama aparecen en casi el 100% de maratonianos y son raros en sedentarios), pero si son avanzadas pueden requerir estudios suplementarios para distinguirlas de electrocardiogramas patológicos (debemos recordar que, a pesar de todo esto, los maratonianos, incluso en la élite, pueden padecer las mismas arritmias y enfermedades cardiacas que el resto de las personas).
Las adaptaciones más evidentes de ese corazón más grande y más fuerte son el aumento del volumen de su cavidad y el aumento del espesor de sus paredes musculares. Se ha comprobado en las radiografías de tórax de los corredores de fondo un aumento del tamaño de la silueta cardiaca.
En el corazón del deportista hay un aumento de cavidades que no suelen aparecer en el enfermo, además en los maratonianos los espesores de pared no superan los 12 mm. Con la eco puede examinarse la forma en que se contrae un grande y poderoso corazón de deportista, muy diferente de la de un corazón enfermo. Los médicos que realizan valoraciones funcionales diariamente, ven cómo estas adaptaciones sirven para que esos corazones proporcionen un mayor rendimiento físico, con consumos máximos de oxígeno (VO2max) de 79-80 ml/kg/min.
La interrupción del entrenamiento se traduce en un proceso regresivo de las adaptaciones anteriormente mencionadas. En maratonianos de tipo popular estas adaptaciones desaparecen progresivamente al cabo de un mes de desentrenamiento. En corredores muy entrenados el VO2max disminuye sobre un 15% en tres meses: al principio la disminución es muy rápida (7% en 20 días) aunque porsteriormente el ritmo disminuye y se hace más lento. A pesar de todo se observa que, aun después de tres meses de desentrenamiento, las cifras siguen siendo 15-20% más altas que en sedentarios.
Respecto a las perspectivas a largo plazo, y a pesar de que se suele decir que la evolución cuando se deja de hacer deporte es negativa, según un estudio de 1993 sobre 2.613 deportistas de fondo olímpicos finlandeses: su expectativa de vida es de 76 años frente a 71 para deportistas de fuerza y 70 en sedentarios. Esto se debe principalmente a una menor presencia de patología cardiaca. Además, los estudios constatan que la calidad de vida de los ex-deportistas es mejor, que frecuentan menos los hospitales y su envejecimiento es más lento, con una capacidad funcional similar a la de personas 10-20 años más jóvenes.
Y tú.... Tienes corazón maratoniano..???