INTRODUCCIÓN
Durante mucho tiempo he estado dudando sobre la conveniencia de escribir o no está historia... Creo que finalmente me he decidido porque es quizás demasiada la carga emocional que supone el hecho de llevar cada día de mi vida ese nudo en mi interior y en la imposibilidad de no pensar en ello cada vez que salgo a correr... Sí, porque yo también soy corredor, también soy maratoniano y todo lo que relataré a continuación también forma parte de ese mundo que conocemos a fondo todos los corredores... Por tanto, estoy convencido que muchos de vosotros os sentiréis de una forma u otra identificados con muchas de las situaciones y los hechos que os voy a descubrir...
Hace algún tiempo conocí personalmente a Erwan, nuestro protagonista, y más allá de todo lo que os voy a contar, mas allá de desvelar una parte importante de esta sorprendente historia, más allá de todo lo que humanamente os pueda explicar... Aún así, sé que existe una persona en algún lugar que jamás entenderá lo que pasó, que por siempre tendrá ese interrogante presente en su vida, que jamás tendrá una respuesta... y quizás sea mejor que nunca llegue a conocer la realidad de los hechos...
Juzgad vosotros mismos al final de la historia.. Para mí no ha sido fácil en absoluto sentarme a escribir lo acontecido y, a pesar de todo, aun cada noche me planteo si debería dar el paso definitivo, encontrar a esa persona y decirle que...
Por último, antes de empezar, solamente quiero que tengáis presente que este relato está basado en algunos hechos reales... (Pero aun no comprobados...)
CAPÍTULO UNO
UNA MAÑANA CUALQUIERA DE UN DÍA NORMAL...
Una mañana cualquiera de un día normal impreso en un anónimo calendario... La noche había sido desapacible y un poco revuelta, no sólo porque se había desatado una tormenta eléctrica importante acompañada de incesantes cortinas de agua cuyo impacto en los tejados se había convertido en una especie de desbarajuste sonoro, sino porqué, algo que en Erwan no era habitual, le había costado mucho esfuerzo intentar conciliar el sueño, realmente tuvo que insistir en el empeño... No había encontrado una postura cómoda en su cama y su mente se negaba a desconectar a pesar de sus intentos... Estaba constantemente en "update" y el "stand by" no respondía a sus requerimientos. Aún así, la rutina diaria le permitía disolver gran parte de sus pensamientos más radicales a través del transcurso de las horas y ocupaba, incluso a veces creía que engañaba, su mente con las circunstancias más intrascendentes que acontecían a su alrededor...
Desde que hace algún tiempo Erwan tomó la decisión de intentar desconectar de su vida anterior se había convertido, conscientemente, en una persona solitaria, apenas se relacionaba más allá de sus ocupaciones profesionales, prácticamente no tenia amistades y apenas conocidos. Necesitaba, durante algún tiempo, de la complicidad de su soledad buscada... Quizás tenía miedo de dejarse vencer por sus propias reflexiones, quizás no quería enfrentarse realmente a su propia existencia, a su propia realidad... Quizás confundía su propio temor con el ansia de romper los límites y dejarse llevar....
Durante unos segundos fijó su mirada en el fondo de su habitación aun en penumbra...
Instantes antes de que sonara el despertador Erwan se levantó con cierta lentitud y, durante unos segundos, fijó su mirada en el fondo de su habitación aun en penumbra... Se vio a sí mismo como una imagen desdibujada e indecisa... Era una visión de lo más habitual.... Así que decidió que lo más aconsejable y conveniente era calzarse sus zapatillas de running y lanzarse a la calle... Quería correr una vez más... Era como el deseado despertar después de una noche inquieta. Su cuerpo, sus músculos, sus neuronas estaban aun aletargadas, sus biorritmos estaban por los suelos. Pero en su interior una fuerza desconocida le pedía a gritos correr, correr más rápido, correr más lejos, correr únicamente... Erwan sabía que la imperativa necesidad de correr no era una especie de huida hacia ninguna parte. Correr se había convertido en un hecho vital indisolublemente unido a su razón de ser, a su estilo de vida, a sus propios genes... Era su dosis diaria de reencuentro consigo mismo durante unos minutos, horas a veces. Mientras corría se sumergía en otra dimensión, se quedaba como absorto tan sólo escuchando el latido acompasado en su pecho donde el tiempo parecía detenerse y se sumergía entonces en una atmósfera en la que ciertamente respiraba con comodidad.... Era su hábitat natural, un lugar en el que Erwan se sentía cómodo…
Se situó frente a su arsenal de ropa técnica perfectamente ordenado en su armario favorito: mallas cortas, pantalones, camisetas, zapatillas.... Había donde elegir... Colores y diseños variopintos. Casi uno para cada estado de ánimo... Fue revolviendo entre la ropa del estante y finalmente se decidió. Su indumentaria de hoy sería una combinación de rojo y negro. En el fondo toda esa fase de investidura previa era como una especie de ritual. Se miró al espejo una vez equipado y se vio a si mismo aun somnoliento, aún disperso en sus pensamientos... Lanzó una rápida mirada a su alrededor. Todo estaba todavía en silencio, la mayoría de gente aun estaba descansando... Se oían revolotear algunos pájaros en los balcones... Sólo eran las 6:45 de la mañana... Pero Erwan necesitaba empezar a correr. Era una adicción o era una costumbre...? No importaba, era algo que nunca cuestionaba, su mente iba poco a poco desperezándose y le exigía su dosis diaria de endorfinas....
Su vida era una especie de bucle continuo... Un inicio y un final marcado en el calendario y un constante aleteo de proyectos, de acciones y encuentros pendientes... Correr, el simple hecho de correr, no era una liberación, era tan solo un paso más en el camino hacia no sabía dónde, en el camino hacia el devenir de la vida. En todo caso un camino sin vuelta atrás...
Una vez equipado para la ocasión, se sintió un poco mejor, algo más a gusto consigo mismo... Fue hacia el frigorífico y mecánicamente extrajo un tetrabik y bebió un sorbo de zumo de naranja. Ese era su único desayuno antes de lanzarse a devorar kilómetros como un poseso... Estaba ya en el lugar elegido para iniciar su recorrido. Sus ojos acostumbraban a refugiarse tras el espejo plateado de sus gafas de sol... La luz excesiva le resultaba un elemento incómodo, agresivo incluso en algunos momentos. Sus retinas se quejaban cuando la claridad imperaba. Siempre había preferido la penumbra como escenario de fondo...
Miró al frente… Ese día, como tantos otros, el mar se presentaba ante él con cierto desasosiego.. Erwan fijó su vista en la lejanía del horizonte mientras, metódicamente, tensaba con firmeza el lazo de sus zapatillas y después, con sus dedos índice y pulgar desbloqueaba la banda táctil y activaba el “on” de su GPS. Un instrumento que se había convertido para él en un compañero inseparable, en cómplice de sus salidas y del que había llegado a pensar incluso que tenía una cierta dependencia, que no alcanzaba a explicarse, pero que al tiempo le era atractiva… Le encantaba el uso de la tecnología, analizar los gráficos, observar los porcentajes, comparar los ritmos...
Cada día el mismo y necesario ritual... Mientras sus pensamientos más profundos giraban en círculos concéntricos como un carrusel de contradicciones en movimiento… Erwan se esforzaba en pensar que su dinámica de vida era algo relativamente normal, como la de miles de personas que cada día se esfuerzan intentando encontrar un poco de complicidad en los demás, pero que ese propio deseo les dificulta o les impide obtenerla... Erwan intentaba asumir sus propias incertidumbres...
En ocasiones se centraba durante algún tiempo en hallar una autodefinición razonable de sí mismo.. Erwan no se consideraba una persona feliz por naturaleza. La felicidad, para él, era un concepto demasiado etéreo. Quizás se obcecaba demasiado en sus propias ambiciones, quizás se había convertido en alguien algo alejado de la realidad cotidiana, un poco absorto en sus propias disquisiciones… Un poco alejado, en todo caso, de la realidad de los demás, pero no de la suya propia… Vueltas y más vueltas a las mismas ideas.... Vueltas y más vueltas para volver de nuevo al punto de partida... Y volver a iniciar el mismo ciclo… Atrapado en una espiral continua...
Erwan empezó a correr lentamente con un ritmo acompasado. Buscando siempre la cadencia adecuada que le permitía recrearse en el entorno del recorrido... Sólo estaba rodando, dejándose ir, marcando el camino sin premeditación. No estaba inmerso en ningún plan de entrenamiento para ningún Maratón, no tenía ninguna exigencia para cumplir con tiempos predeterminados, con ritmos de carrera ni con minutos por kilómetro… Y no sabía si esa circunstancia le satisfacía o le molestaba. Era su circunstancia… Y simplemente convivía con ella de la mejor manera posible…
Sólo estaba rodando, dejándose ir, marcando el camino sin premeditación...
Cada mañana realizaba el mismo trayecto y para Erwan esos kilómetros de recorrido significaban algo más que una motivación puramente física. Eran algo parecido a la mínima dosis diaria imprescindible para seguir adelante, para mantener la frente alta... Su existencia era así, su rutina de vida era esa y no podía cambiarla de pronto, con un simple chasquido de los dedos de su mano. Sus conversaciones consigo mismo, al menos, le permitían expresar sus propias dudas e incertidumbres en silencio...
Los km. se sucedían uno tras otro sistemáticamente, poco a poco se sentía algo mas aliviado... Como si su carga emocional se fuese aligerando en cada tramo del recorrido y así una vez más, Erwan finalizaba su entreno diario... Llegaba al final del recorrido después de 1 hora y 15 minutos y unos 16 kilómetros de distancia y volvía a estar situado en el punto de partida... Lo cierto es que poco o nada había cambiado... Pero quizás Erwan se sentía algo mejor, su estado de ánimo había experimentado una ligera mejoría... Aunque sabía que esa sensación era perecedera y que pronto el mundo volvería a situarle indefectiblemente en su lugar....
Erwan se había preguntado muchas veces qué era lo que realmente estaba buscando... Se había interrogado sobre su propio objetivo en la vida. Se había preguntado si realmente había conseguido aprender algo de los errores cometidos anteriormente.... Se preguntaba qué dirían los demás si realmente plasmara sus pensamientos en palabras, si los transformara en pura dialéctica... Se preguntaba tantas y tantas cosas que al final únicamente encontraba el eco de su propia voz cuando corría... Corría solo y en silencio... Y corría cada vez más rápido...
Un día, otro día, un día más……Siempre el mismo procedimiento, el mismo ritual….. Siempre en busca de su propia realidad… Sus Brooks Glycerin eran cómplices constantes de sus propias disquisiciones. Más de 1.000 kilómetros las contemplaban y ellas seguían allí, a su lado, como fieles compañeras manteniéndose impertérritas ante el paso del tiempo…
A veces Erwan cargaba su MP3 con algunas de sus canciones favoritas… La música siempre había sido una parte especialmente significativa en su vida, en concreto el rock de la década de los 70. A través de la música Erwan interpretaba sus propios mensajes y se dejaba llevar... Incluso a veces esa música le inyectaba la dosis suficiente de adrenalina o de melancolía para avanzar unos kilómetros más, unos metros más… De pronto sonaban piezas como 20Th Century Squizoid Man de King Crimson, Lust for Life de Iggy Pop, Heores de Bowie o Dandy In The Underworld de Marc Bolan & T.Rex… Títulos que de alguna forma estaban integrados en su pasado, sonidos que tenia incrustados en su memoria... Y era entonces cuando imperceptiblemente sus pulsaciones se acrecentaban, su Garmin 405 indicaba un ritmo más vivo y Erwan inspiraba a fondo y se dejaba llevar durante unos minutos como si estuviera incluso más que corriendo, levitando sobre el asfalto…
Continuará...
Próximo domingo día 7 de noviembre publicación del CAPÍTULO 2: UN ENCUENTRO CASUAL...
Hola Carles,
ResponderEliminarsuperinteresante. Supongo que quien más quien menos nos sentimos identificados. Cada uno nos iremos imaginando lo que puede ir pasando (como pasa con los buenos relatos), pero esperando impacientemente el siguiente capítulo para comprobarlo. Felicitats!
Interesante y a la vez intrigante esta historia. Supongo que en cierta manera nos sentimos identificamos un poco todos aquellos que corremos regularmente. Esperaremos al siguiente capítulo.
ResponderEliminarQue vagi bé!
Vaya, me has chafado el comentario en la penúltima línea... Cuando decías lo de desbloquear la banda táctil del GPS con el índice y el pulgar pensé, "anda, si Erwan tiene un Forerunner 405"... :)
ResponderEliminarErwan me recuerda al ectoplasma del runner... Todos tenemos un poquito de él... Pero cada uno lo completamos de distintas maneras. Seguiré muy de cerca la historia de Erwan...
Medio me identifico con el ,cuando uno llega del curro sale a correr y desconecta de la rutina,se encuentra con si mismo y vueve a su ser,se prevee interesante la 2 entrega
ResponderEliminarPD:a mi me gusta la musica de los 80
Esta historia promete, todos tenemos algo de Erwan....quedamos a la espera.
ResponderEliminarPrimer capítulo introductorio... Me queda claro que Erwan corre mucho y, como muchos de nosotros, corre para escapar por unas horas de la realidad.
ResponderEliminarUn abrazo!
Chula la historia e interesante este señor Erwan. Ahora esperando la 2º parte.
ResponderEliminarUn saludo.
eSPERAREMOS A LA SEGUNDA PARTE, PARA VER QUE NOS VA DEPARANDO EL AMIGO ERWAN.
ResponderEliminarUN ABRAZO.
Buena introducción y descripción del personaje y sus (nuestros) habitos. Esperamos el desarrollo.
ResponderEliminarQuillo Carles,no te lo pienses más picha,escribe el libro que te lo vamos a comprar todos joder, acaso hay alguien que haya leido esto y no se sienta identificado con Erwan.Está chulízimo quillo animate hombre,seria un pelotazo.
ResponderEliminarEso sí dejame hacerte una puntualidad,a las 6:45 de la mañana como se ponga gafas de sol,en pleno invierno,no va vé un carajo!!! jajaja.
Enhorabuena amigo esta chulísima la historia.
Pues me uno a los comentarios. Ya estamos esperando el siguiente.
ResponderEliminarSaludos
Esperaremos al segundo capítulo impacientes. Muy buena historia. ;)
ResponderEliminarCarles, hace dias que lo lei y se me esta haciendo eterna la segunda entrega.....
ResponderEliminarSeguiremos leyéndolo...
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